Hoy existen varias frentes que podrían afectar fuertemente el valor de nuestras inversiones.
El más importante es el provocado por el COVID-19.
Para paliar la crisis sanitaria, la mayoría de los estados tuvo que realizar grandes esfuerzos para mantener la liquidez y la actividad económica con subsidios directos y facilitando el crédito en todas sus formas. Muchas cadenas de suministros operan a media máquina, todavía. Sin ir más lejos, hace menos de un mes la China ha cerrado ciudades completas, paralizando buena parte de su actividad productiva.
Producto del aumento de la liquidez y de la baja en el precio del dinero, en todo el mundo se ha desatado la inflación, lo que obligará a los bancos centrales a subir las tasas y a tomar otras medidas contractivas.
La contradicción de estas medidas contractivas y una posible recesión mundial es evidente y produce aún mayor nerviosismo e incertidumbre entre los inversionistas.
Nuestro país no es una excepción.
La semana pasada el Banco Central elevó la tasa de política monetaria a 8,25% anual en pesos. Un alza inédita de 125 puntos base desde el anterior 7%. Con una inflación esperada sobre los dos dígitos, aún son tasas reales negativas.
A diferencia del resto del mundo, Chile enfrenta factores de incertidumbre adicionales
a) por lo que se conoce hasta ahora del borrador de la nueva constitución,
b) por la aprobación de varios retiros de los fondos de pensiones y la presión existente para continuar socavando el sistema de capitalización individual y
c) la ineficacia de sucesivos gobiernos para detener el terrorismo, la delincuencia, el narcotráfico y la inmigración ilegal.
Después de un año 2021 especialmente rentable para las bolsas internacionales, este año 2022 ha retrocedido casi todo lo avanzado en 2021.

Las inversiones en renta variable o renta fija, en el país o en el exterior varían dependiendo de cada multifondo, destacando el 71% del fondo A en Renta Variable Internacional (RVA) contra un 92% del fondo E en Renta Fija Nacional (RFN)

La exposición al exterior del fondo A llega al 87%, mientras el fondo E está un 94% invertido en Chile.
Se hace especialmente difícil decidir que riesgo es mayor. Si el de las bolsas internacionales amortiguadas por la depreciación del peso o el riesgo del alza de tasas nacionales aumentados por la depreciación del peso.

Si a esta explosiva mezcla agregamos una guerra que no tiene visos de terminar, se hace muy cuesta arriba que se retome la recuperación económica pronto.
No es fácil la vida.
Actualmente nos encontramos en el Fondo A y se mantiene perdida tras perdida, no así el fondo E que tiene periodos de rentabilidad positiva. Cual es el argumento para no movernos de fondo?