El término de las AFP, tal cual las conocemos, está considerado, tanto en el programa del actual gobierno, como en el borrador de la nueva constitución.
Aunque afirman que los fondos acumulados hasta ahora no serían expropiados, todas las cotizaciones obligatorias irían a parar al nuevo sistema de reparto.
En la práctica, las AFP dejarían de percibir sus comisiones por acreditaciones obligatorias, que representan, según la Superintendencia de Pensiones, más del 90% de las comisiones totales, su principal fuente de remuneración.
Observe que, en parte, gracias a este esquema de comisiones que se paga sobre cada aporte por una sola vez, la relación que se produce entre la rentabilidad y las comisiones pagadas es cercana al 2,3%, es decir, por cada peso de comisión pagada el afiliado ha recibido 43 pesos reales de rentabilidad en toda su vida previsional.

Considera comisiones totales máximas sobre cotización adicional (1,45%) y pensiones (1,25%) según rentabilidad real anual promedio durante toda la vida previsional. En los extremos, con una rentabilidad del 5% cada peso de comisión se multiplica por 21 veces y con 10% por 57 veces.
¿Qué podrían hacer las AFP si ven reducidos sus ingresos en un 90%?
Lo que tendría que hacer cualquier empresa. Reducirse a su más mínima expresión y buscar otra forma de cobrar por la administración de los fondos, muy probablemente un porcentaje sobre el saldo.
Ambos efectos los pagaremos Ud. y yo, los trabajadores afiliados a las AFP, a través del sobreprecio y de un deterioro de la calidad del servicio hasta ahora recibido.
Agregue además que, el interés del estado, es que todos nos traslademos hacia el nuevo sistema, lo que producirá una eventual laxitud de las normas de control que hasta ahora ejerce la Superintendencia de Pensiones sobre la actividad de las AFP.
¿Por qué destruir un sistema virtuoso?
La destrucción del exitoso sistema de capitalización individual no obedece a ninguna evidencia de perjuicio ni de mal funcionamiento, sino a razones ideológicas que pretenden marginar de los beneficios del capitalismo a millones de trabajadores.
La propaganda anti AFP repite y orquesta hasta el cansancio “que las AFP roban a los trabajadores”, “que sus utilidades son exorbitantes” y “que los ahorros de los trabajadores son utilizados en negociados entre amigotes”.
La aprobación de los sucesivos retiros desde los fondos de pensiones cumplen el mismo objetivo de destrucción.
La verdad es que en 40 años de funcionamiento las AFP han administrado los ahorros previsionales de los chilenos, logrando rentabilidades para el trabajador superiores a UF+8% anual promedio, las comisiones por aportes y pensiones representan solo un 2,3% de la rentabilidad obtenida (ver cuadro anterior) y el uso de los ahorros (su inversión) ha sido fiscalizada exhaustivamente por la Superintendencia de Pensiones mediante los más modernos protocolos de diversificación, control de fraudes y de conflictos de interés, resultando en la rentabilidad mencionada y en que los pocos casos de irregularidades han sido vistos por nuestros tribunales.
Importancia de la rentabilidad
Una rentabilidad promedio de 8% real anual promedio durante toda la vida previsional de un trabajador, permite autofinanciar el 93% de las pensiones pagadas. Solo un 7% de la pensión se financiará con los aportes de trabajador.
Pero esta rentabilidad no se produce por arte de magia. Se produce porque estos recursos fueron bien invertidos en proyectos, empresas e instrumentos que financiaron el desarrollo económico de nuestra sociedad en los últimos 40 años, lo que permitió reducir dramáticamente la pobreza y el desempleo.
Malas pensiones
Todos sabemos que las pensiones son malas y sus causas. La administración de las inversiones no está entre ellas. Todos los estudios realizados al respecto coinciden.
Francisco J. Doren